Muchos problemas psicológicos empiezan en la infancia y van evolucionando hasta la etapa adulta. Esos problemas provocan malestar en el niño/a y en su familia y además puede repercutir en su etapa escolar. Por eso, con una terapia a medida y personalizada, muchos de esos malestares desaparecen, no repercutiéndole en su futuro.
Esto va a depender de muchos factores: el problema en sí, la edad del niño/a y capacidad de afrontamiento así como la de los padres. En edades muy tempranas no se tiene ningún concepto preconcebido hacía la figura del psicólogo, ya que casi no han oído hablar de ellos, así que le podemos decir que vamos a ir a ver a un psicólogo y que nos va a ayudar sobre el problema que hay. Le informamos que nos va a enseñar muchas cosas.
En cuanto van avanzando en edad, es bueno anticipar la noticia al menos un día o dos antes de la visita, y explicarles el motivo por el cual sus padres han tomado la decisión de que puede venir bien ir a ver a un psicólogo.
En cuanto a los adolescentes, es importante explicarles bien el motivo y la decisión que hayan tomado sus padres, es importante que escuchéis su opinión, y que expliquéis que a veces es muy bueno pedir ayuda de terceros y que la visita al psicólogo solo significa cambios positivos.
Cualquier otra duda que os aparezca es importante que la resolvamos con antelación, por eso, pedidnos una cita informativa si tenéis dudas concretas acerca de esta cuestión.