La pandemia nos va a dejar una huella para toda la vida. Los efectos psicológicos derivados de ella no son sólo negativos, tampoco lo son a corto plazo. Los resultados a todos los niveles que generará esta vivencia en nuestra experiencia ha marcado un antes y un después en la forma de ver la vida tras el coronavirus.
El rastro que está dejando el paso del coronavirus va más allá de la ansiedad o síntomas depresivos que podemos tener durante el confinamiento. Muchos apuntan a que esta transición supondrá un nuevo paradigma en torno a lo social, político, económico y personal.
¿Qué cosas hemos podido observar durante el confinamiento?
El cambio climático, del que ya veníamos hablando estos últimos tiempos, ha empezado a tomar más relevancia si hablamos del coronavirus, pues el medio ambiente ha podido darse un «respiro» de la contaminación diaria. El teletrabajo impuesto, la formación reglada y no reglada online, también impuesta durante el confinamiento, los nuevos modelos de negocio, que se han tenido que adaptar a la nueva situación, así como prescindir de otros servicios y productos.
En sí mismo, todas estas medidas impuestas, como no usar transporte público, prescindir de muchos servicios y productos y la transformación del trabajo al teletrabajo, ha provocado un despertar de conciencia en todos nosotros. Hace que, de alguna forma, nos demos cuenta de que podemos cambiar. Nos hemos obligado a hacerlo, seguramente no hubiese habido formas tan drásticas de haberlo hecho. Y eso nos ha empoderado. Nos recuerda las razones por las que hacerlo, y nos ha dado fuerza para ver que podemos llevarlo a cabo.
¿De qué manera cambiará nuestra forma de ver la vida tras el coronavirus?
Hablamos de empoderamiento. También hay crisis. Ambas pueden coexistir y seguramente en el contexto de crisis generaremos actitud de resiliencia para el empoderamiento. Aquí es, no nos quedará otra que resistir o desistir.
Aunque nos cueste escucharlo, la vida no será la misma hasta la existencia de una vacuna o «pastilla». Ya estamos prácticamente convencidos de que los casos no se van a aislar por completo, ya que aunque lo logremos a nivel local, tendremos aún cierto riesgo de transmisión desde el exterior. ¿Qué significa esto? Que tendremos que asentar en nuestras conductas ciertos comportamientos y pautas de cuidado. De protección y de seguridad.
Nuestra vida social cambiará. Seremos mucho más cautos a la hora de quedar en persona, y si lo hacemos, no podremos acudir a los mismos sitios donde íbamos antes. Tendremos que aprender nuevas formas de ocio, adaptadas a la situación. Esto supondrá, para algunos, un cambio drástico en la forma en la que se relacionaban, para otros, simplemente, la vida no cambiará.
Valoramos más las pequeñas situaciones. La forma de ver la vida tras el confinamiento afecta a cómo percibimos las pequeñas situaciones. Cuando nos vemos privados de nuestros reforzadores cotidianos (salir a comer, ver a nuestros amigos, darnos abrazos, conocer gente nueva con normalidad, ir a bares, teatros, restaurantes, cines…), cuando no podemos ver la luz del sol con la misma frecuencia, cuando no podemos acudir a playas o piscinas, y cuando nos han privado tantísimo tiempo de ver a nuestros mayores, somos mucho más conscientes de todo lo maravilloso que tenemos, y que hemos tenido siempre, pero nos habíamos olvidado de valorar. Hemos vuelto a esa «mente de principiante» de la que hablamos en Mindfulness. Vemos las cosas como si fuera la primera vez, lo vivimos con esa misma intensidad.
Somos mucho más conscientes y dejamos de pisar tan fuerte el acelerador. Ya hemos visto que nuestras expectativas pueden truncarse. Por mucho que queramos, a veces las cosas funcionan fuera de nuestro control. Eso nos permite recular, ser más modestos y honestos con nuestros valores, con nuestra dirección. ¿Hacia dónde vamos? ¿Por qué corrías tanto? ¿Acaso ibas a alguna parte? ¿Te cuestionas hacia dónde vas? ¿Vas tan rápido que no te da tiempo a disfrutar del paisaje?. El confinamiento nos ha hecho generar una nueva forma de ver la vida mucho más pausada, mucho más tranquila.
Damos una oportunidad a la creatividad. En cuanto a los nuevos negocios, nuevos proyectos, empresas y trabajos. Es cierto que para muchos esto supondrá una dificultad añadida. Sin duda, esto va a permitir que pongamos sobre la mesa nuestra creatividad, el potencial innovador, nos tendremos que saber adaptar a este nuevo escenario.