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Practicar la escucha activa: 8 claves para mejorarla

Te voy a dar una buena noticia, tienes un superpoder. Sí, sólo es que no estás aprovechándolo todo lo que podrías. Se trata de practicar la escucha activa. Esta habilidad es mucho más compleja y difícil de lo que parece. Y te dirás, ¡pero si sólo es escuchar!

¿Cuáles son los beneficios que obtendrás con la escucha activa?

Muchísimos. Las personas se sentirán mucho más vinculadas a ti, sentirán en ti un gran apoyo, entenderás mejor a la gente, tendrás además muchas más opciones de conseguir lo que quieras, evitarás muchos conflictos y discusiones innecesarias, serás, en definitiva, mucho más asertivo, lo cual te ayudará a tener más y mejores relaciones sociales.

¿Por qué es tan difícil practicar la escucha activa?

Normalmente, nos gusta hablar de nosotros. Hemos aprendido a hacerlo porque nos ayuda a ventilar emociones, buscar soluciones, etc. Neurológicamente hablando, cuando estamos teniendo una conversación, por lo general, el hecho de hablar de nosotros mismos, nos genera activación en ciertas áreas cerebrales que se relacionan con el placer.

Otra razón por la que es difícil practicar la escucha activa es el hecho de esforzarnos constantemente por parecer, por demostrar y por ser personas que aportan, personas interesantes. Y solemos hablar  rápidamente nada más que conocemos a las personas, para demostrarles que podemos aportarles mucho. ¡Error! A las demás personas les gusta tanto hablar como ser escuchadas, y ellos también querrán ganarse tu aprobación y querrán tener su espacio para comunicar. Para caer bien a otra persona, tienes que hacer justo lo contrario, tratar de dar espacio a esa persona para que se sienta interesante, por eso tienes que dejarla hablar.

Aunque parezca una estrategia muy extraña o elaborada para muchos de vosotros, hay muchas personas (más de las que creemos) que hablan para evitar escucharse a sí mismos o mismas por dentro. Mientras hablan, no se escuchan por dentro. Evitan sentirse de cierta forma. Encubren sus emociones desagradables con palabras, porque así no profundizan en lo que realmente les genera angustia.

¿Qué consejos puedo darte para practicarla?

  • Evita enjuiciar: Para practicar la escucha activa, y en este caso, no se trata de no valorar lo que la otra persona va diciendo, -no pensar- es imposible, pero de ahí a decir lo que estás pensando hay un paso. Hablar es una conducta y sí es controlable, elegir qué pensamientos aparecen en nosotros, no es tan controlable. Por lo tanto, no verbalices todo lo que piensas en ese momento sobre la otra persona. Recuerda que cuando alguien está hablando está usando las palabras y el lenguaje para tratar de expresarse, aunque pueda no elegir las palabras adecuadas o precisas. Podrías usar la sorpresa, o que eso que dice no lo esperabas, pero no actúes como juez, ya que al hacerlo, perdemos nuestro potencial como buen escuchador-activo.
  • Evita dar consejos demasiado rápido: Cuando la gente tiende a contarnos sus vivencias o problemas, nos sentimos obligados internamente a dar respuesta con consejos. En ocasiones, solemos enfocarnos en la resolución de conflictos. No siempre los que están desahogándose van buscando una solución, aunque puedas sentirlo así. La mayoría de nosotros, cuando estamos hablando, no tratamos de buscar un consejo, buscamos desahogarnos o tener alguien que nos escuche. Para practicar la escucha activa es importante tener en cuenta que la ventilación emocional es fundamental en la comunicación entre las personas y el simple hecho de hablar y escuchar, atentamente, ya significa aportar ayuda. Cuando alguien da consejos demasiado rápido, tendemos a categorizarlo como mal escuchador, ya que suele hablar de sí mismo, de lo que opina o piensa con respecto a lo que estamos contando, en lugar de validarnos.
  • Estate atento a los mensajes no verbales: En ocasiones, nos centramos sólo en las palabras, pero el lenguaje no verbal nos dice mucho más que el verbal, puesto que lo percibimos como más real y certero, menos controlado. Trata de entender qué nos está queriendo realmente transmitir esta persona, ve más allá del mensaje literal. Trata de responder también a las emociones detrás del contenido verbal. ¿Qué está sintiendo o qué creo que puede estar sintiendo esta persona al contarme esto? Responde a la emoción. Trata de tener en cuenta sus gestos, fluidez, cadencia, tono de voz, etc.
  • Reformula: Esto es, contrasta la información que te está dando repitiendo lo mismo con otras palabras. Para practicar la escucha activa, por ejemplo, podríamos usar: “¿entonces, lo que me estás diciendo es que cuando él se fue, te sentiste bastante sola, no?”. Cuando reformulamos, estamos generando empatía en el receptor, estamos diciéndole que le entendemos, o incluso, si no fuera así, ganaríamos en clarificar la información que nos está dando.
  • Evita las interrupciones: Aunque a veces son necesarias, sólo hay que hacerlas cuando sean estrictamente convenientes y por algún motivo importante. Cuando interrumpimos, estamos transmitiendo que lo que yo voy a decir es más importante que lo que me estás contando, que esto que estamos teniendo es una discusión y voy a ganarte, o que no me apetece saber sobre los detalles de lo que me estás contando.
  • Pide detalles: Otra forma de continuar una conversación manteniendo la escucha activa es haciendo preguntas y clarificando información. “¿Entonces, lo que me estás diciendo es X?”, o bien usar preguntas cerradas, abiertas, preguntas retóricas (“¿y a quién no le gustaría estar así..?”)
  • Evita hablar de tus experiencias: al menos no lo hagas constantemente, ya que generamos la misma sensación de que dejamos de escuchar para hablar de nosotros. Podemos incluirlo con moderación después de saber muy bien qué nos están diciendo o queriendo decir, después de haber escuchado bien los detalles de sus historias y habiendo clarificado todo.
  • Cuidado con las frases del tipo “no te preocupes” “no debes sentirte así” “no tienes que sentirte así” “lo que tienes que hacer es esto” o “pues yo lo que haría sería esto”. Estas frases están llenas de juicio, invalidación, cero comprensión, ponemos nuestras historias ante las suyas, etc.

Por supuesto, la escucha activa es una tarea difícil, ya lo acabas de ver. Es un proceso de aprendizaje y entrenamiento, una práctica que tendremos que mejorar durante toda nuestra vida, ya que no nos vamos a desligar de la comunicación.

Si quieres empezar a poner en práctica estos tips y necesitas más ayuda a nivel profesional, puedes llamarnos o escribirnos un whatsapp.

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