La ansiedad es una emoción básica que surge en situaciones de estrés, ante lo que estamos interpretando como un peligro o amenaza. Durante el desarrollo de los niños es normal que sientan ansiedad antes situaciones cotidianas: cambio de etapa en el colegio, miedo a la oscuridad, etc. Este tipo de ansiedad es normal y de corta duración.
Sin embargo nos podemos encontrar de niños que sufren ansiedad de manera más seria. Es la ansiedad patológica que necesita de atención por parte de los adultos e incluso necesita la intervención de un experto en psicología infantil.
Cómo detectar la ansiedad en niños:
- Cuando el niño presenta sudoración, temblores, mareo, sensación de falta de aire, se queja de dolores de cabeza o de estómago que no tienen causa aparente.
- Problemas para conciliar el sueño, terrores nocturnos o eneuresis.
- Tiene berrinches o llora mucho, más de lo habitual o por motivos injustificados.
- Verbaliza preocupaciones excesivas que no están debidamente justificadas, que son muy repetitivas o inapropiadas para su edad: temas como la muerte, enfermedades graves, separación de familiares, etc.
- Está más nervioso, irritable, inquieto, distraído o inatento.
- Trastornos en la alimentación.
- Empieza a tener problemas en los estudios, relaciones personales, problemas de comportamiento.
Consejos para disminuir la ansiedad
Es inútil evitar la ansiedad en los hijos, de una forma u otra pasarán episodios de ansiedad. El objetivo es que ellos aprendan a controlarla
Los padres deberán ofrecer a los niños es una adecuada educación emocional, puesto que al ser la ansiedad y el estrés una emoción, debemos ayudar a los niños a comprenderla e incluso enseñarle mecanismos para poder actuar contra ella.
Es conveniente que exista una buena comunicación entre padres e hijos , puesto que es necesario que el niño exprese los sentimientos, emociones o incluso respuestas fisiológicas para que los adultos valoren si es una respuesta normal ante una situación de estrés o se trata de algo más serio que requiera atención especializada.
Los hijos deberán recibir información realista, pero positiva, de sus problemas y no reforzar sus temores
Potenciar las relaciones personales con los amigos, que son una piedra angular en su felicidad. No sustituir las relaciones personales por tecnologías.
Disminuir la exposición a las tecnologías, ya que además de aislarles socialmente pueden ser el motivo que esté provocando un cuadro de ansiedad: preocupación por las noticias que escucha o adicción al móvil y a los videojuegos.