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El mutismo selectivo ¿Qué es y cómo ayudar a los padres?

El mutismo selectivo es otro tipo de ansiedad o fobia que dificulta el desarrollo de la vida cotidiana de los más pequeños de casa. En el siguiente artículo, Nuria Artacho, Psicóloga Sanitaria y experta en Psicología infantil y Educativa, nos explicará en qué consiste el mutismo selectivo y cómo ayudar a los padres.

El mutismo selectivo es otro tipo de ansiedad o fobia que dificulta el desarrollo de la vida cotidiana de los más pequeños de casa. En el siguiente artículo, Nuria Artacho, Psicóloga Sanitaria y experta en Psicología infantil y Educativa, nos explicará en qué consiste el mutismo selectivo y cómo ayudar a los padres.



Qué es el mutismo selectivo

La fobia a hablar en muchas ocasiones se confunde con timidez. Pero cuando esta conducta dificulta el desarrollo de la vida cotidiana de los pequeños de casa, podemos empezar hablar de trastorno.

Iván Carabaño Aguado, médico adjunto del servicio de pediatría en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, indica que cuando te preguntas si tu hijo o hija se comporta de una forma diferente que le impide hablar en determinadas ocasiones o con personas concretas, entonces puede deberse al mutismo selectivo.

“una variedad de trastorno de ansiedad que puede ser hereditario y se puede comparar con una timidez extrema. Afecta a alrededor de uno de cada 1.000 niños, aunque de manera poco habitual, puede mantenerse durante la adultez y se considera como un trastorno cuando se manifiesta durante más de un mes de tiempo”

Iván Carabaño Aguado, médico adjunto del servicio de pediatría en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid,

El mutismo selectivo es más común en niños que en niñas. Si persiste en la edad adulta, será fobia social con ansiedad y miedo a hablar en público.

Por lo tanto, el mutismo selectivo entra en el grupo de diagnósticos llamados trastornos de ansiedad. Los trastornos de ansiedad son un grupo de afecciones psiquiátricas que incluyen:

Habiendo explicado en qué consiste el mutismo selectivo vayamos a ver los síntomas de un niño o niña con este trastorno para después ver cómo ayudar a los padres.



La imagen de un niño/a con mutismo selectivo

Los niños con mutismo selectivo sentirán que siempre están en un escenario y sentirán los mismos síntomas que los del miedo escénico. Algunos niños pueden tener una reacción física al miedo de hablar en público, por lo que pueden tener: náuseas, vómitos, diarrea o dolor de cabeza antes de ir a la escuela o asistir a reuniones sociales. Algunas de las conductas que muestran que el niño está mostrando un mutismo selectivo son:

  • La comunicación oral se produce con normalidad al menos en un entorno o contexto, como en casa.
  • El mutismo no está causado por un trastorno de la comunicación (el tartamudeo) y no se manifiesta como consecuencia de otras circunstancias, como el autismo.
  • El niño deja de hablar con algunas personas, en determinados contextos o situaciones sociales, como en el colegio o cuando hay reuniones con personas desconocidas.
  • El bloqueo al hablar persiste durante al menos un mes.
  • La incapacidad del niño para hablar interfiere en su capacidad para desenvolverse con soltura en su vida diaria, como en las relaciones sociales o el ámbito escolar.
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El mutismo selectivo y cómo ayudar a los padres


El mutismo selectivo y cómo ayudar a los padres

La solución a este problema debe ser desde la perspectiva del respeto y comprensión de los menores, porque es importante reconocer el problema en lugar de culparlo a la simple timidez. No te pongas demasiado ansioso y preocupado, porque hacerlo puede aumentar los obstáculos y la inseguridad del menor.

  • Evitar la sobreprotección. Quizás queramos en el momento aliviar el malestar que observamos en el niño/a, pero a largo plazo no le estamos ayudando.
  • Evitar regañar al niño/a por no hablar, porque además de que se siente presionado, se corre el riesgo de que el niño también lo utilice como forma de llamar la atención.
  • No fomentar el perfeccionismo extremo. Asignar tareas o responsabilidad ajustadas a la edad y que no causen frustración.
  • Fomentar hábitos adecuados de autonomía y rutinas familiares, en las que el menor se vea capaz y seguro de sí mismo.
  • Premiarle y felicitarle cuando rompe sus barreras y miedos y consigue avanzar a la hora de hablar con personas y en situaciones y contextos que le resulten complicados y novedosos.
  • Ofrecer entornos de seguridad, comunicación, serenidad, comprensión y afecto.
  • Evitar ridiculizar, hablar en su presencia con otras personas de sus dificultades o si ha hablado o no, o forzarlo a comportarse como nos gustaría.
  • Facilitar las visitas a aquellos lugares que puedan causarle más ansiedad (parque, cumpleaños, fiestas, actividades extraescolares etc.) para evitar mecanismos de evitación del problema. Es importante no abandonar este tipo de tareas para que el niño/a no sufra, ya que estaremos agravando el problema.
  • Realizar actividades divertidas y juegos físicos que le ayuden a descargar tensiones acumuladas durante estos encuentros.
  • Mantener la coordinación con los entornos en los que el niño se desarrolla y en los que está teniendo problemas (colegio, actividades extraescolares etc) para planificar una misma línea de actuación.


Consejos para ayudar a los niños a hablar

Espere 5 segundos: a menudo no les damos tiempo suficiente a los niños para responder. Esperar cinco segundos sin repetir la pregunta ni dejar que alguien responda por el niño es una buena regla general. Esto también ayuda a los niños a aprender a tolerar su ansiedad.

Use elogios etiquetados: en lugar de simplemente decir “¡Buen trabajo!”, sea específico: “¡Excelente trabajo el decirnos que quieres jugo!” De esta forma, los niños saben exactamente por qué los elogian y se sienten motivados para seguir haciéndolo.

Reformule su pregunta:
 en lugar de hacer preguntas que pueden responderse con un sí o un no o, más a menudo, asintiendo o negando con la cabeza, formule una pregunta que incremente la probabilidad de generar una respuesta verbal. Intente darle opciones (“¿Quieres una pegatina de perrito o una pegatina de estrella?”) O trate de hacer más preguntas abiertas (“¿Qué deberíamos jugar ahora?”).

Practique hacerle eco: repita o parafrasee lo que dice la niña. Esto la fortalece y ​​le hace saber que ella ha sido escuchada y entendida. Para los niños que hablan en voz muy baja, repetir lo que dicen también les ayuda a participar en grupos más grandes.

Sea como un narrador de deportes: haga un repaso paso a paso de lo que hace el niño: “Estás dibujando una flor” o “Veo que estás señalando la imagen en el libro”. Esto ayuda a expresar interés en lo que el niño está haciendo y es una buena técnica a la cual recurrir cuando el niño no está verbalizando.


Las rabietas infantiles: ¿Problema de conducta?

Es normal que los niños pierdan los estribos de vez en cuando. Cuando quieren algo o simplemente se sienten cansados, patean, lloran o incluso se tiran al suelo. No obstante, si pierde los estribos todos los días, esto puede ser un signo de comportamiento preocupante. Por ello me preguntan muchas madres y padres ¿son las rabietas infantiles un problema de conducta?




Tratamiento psicológico

La buena noticia es que el mutismo selectivo es muy tratable con la atención adecuada. Los niños con mutismo selectivo responden mejor a la terapia conductual que se centra en ayudarlos a aprender a hablar en entornos nuevos, durante actividades nuevas y con personas nuevas.

Si le preocupa que su hijo pueda tener un mismo selectivo, debe obtener una evaluación integral para establecer un diagnóstico. La evaluación debe comprobar específicamente el entorno verbal y no verbal del niño, y si también puede sufrir enfermedades (como otros trastornos de ansiedad). La evaluación también descartará otros diagnósticos que puedan causar problemas del habla, como barreras de comunicación o del idioma.

Los niños con mutismo selectivo practicarán demasiado para no hablar, por ejemplo en las escuelas. Piense cuántas veces al día le hacen a su hijo preguntas que no responde en la escuela. Al hacer que el niño tenga la experiencia de hablar cuando se siente ansioso, el tratamiento puede ayudar a revertir la situación. Dado que el niño pasa más tiempo en casa que en el psicólogo, los padres son una parte importante del tratamiento. Los psicólogos deben enseñar a los padres cómo mejorar las habilidades que sus hijos aprenden durante el tratamiento. Los padres deben aprender formas específicas de fomentar el habla y buscar oportunidades para ayudar a sus hijos a continuar desarrollando una experiencia de diálogo positiva.

Nuestro Centro de Psicología Vivae Psicólogos en Fuengirola dispone de una especialista en Neuropsicología infantil y educativa que estará a vuestra disposición para cualquier consulta que le queráis hacer en comentarios o por teléfono.



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