La situación de confinamiento que estamos viviendo provoca cambios en nuestras rutinas, así como también es habitual tener ciertos desórdenes emocionales. Entre los efectos secundarios psicológicos son el estrés, la ansiedad, la tristeza y uno de los síntomas que más estamos viendo aparecer son los trastornos del sueño. El sueño durante el confinamiento se ve afectado por la situación tan inusual que estamos viviendo.
Los desórdenes del sueño más comunes son los siguientes:
- El insomnio. Este puede ser de inicio o de mantenimiento. El de inicio se refiere a no poder conciliar el sueño adecuadamente. El de mantenimiento, a conseguir dormir, pero después despertarnos numerosas veces o no conseguir dormir después de un despertar. También es normal tener más despertares durante la noche, ya que estamos más preocupados durante el día y esto se pude traducir también en un estrés nocturno.
- Dormir más de lo habitual o hipersomnia. Al contrario que el insomnio, esto también es un desorden habitual del sueño durante el confinamiento. Aumentamos las horas de sueño, pero a veces no significa que durmamos mejor ni que el sueño sea reparador.
- Pesadillas y terrores nocturnos. Es natural tener preocupación en esta situación tan inusual, por lo que uno de los problemas del sueño durante el confinamiento es tener pesadillas más frecuentemente. Las pesadillas se producen sobre todo en situaciones de alta tensión o estrés vital. No tenemos que dar demasiada importancia a estas pesadillas, simplemente tratarlas con naturalidad por la situación vivida.
¿Cuáles son las causas de los problemas del sueño durante el confinamiento?
Nuestras rutinas en esta situación tan singular se ven modificadas. No tenemos los mismos horarios para trabajar, no hacemos las mismas actividades de ocio y deportivas. Hormonalmente empezamos también a sentir cambios. No nos da el sol apenas, no tenemos apenas actividad física. Sentimos preocupación e incertidumbre. En este panorama, ¿cómo no vamos a ver afectado el sueño? El sueño no es más que una manifestación más de nuestro contexto alterado.
El sueño durante el confinamiento cambia. Dormimos a horas distintas, normalmente más tarde, nos levantamos más tarde. Dormimos siestas más largas por la falta de tareas que hacer. La aparición de preocupaciones hace que nuestro organismo se mantenga en una alerta constante y eso se traduce también en estrés nocturno, no conseguimos descansar del todo bien, y a veces podemos no conseguir llegar a tener sueño profundo. Por lo tanto, nuestro sueño durante el confinamiento es mucho menos reparador.
Como ya sabemos, la falta de sueño puede ser una consecuencia de todo esto, pero también puede ser causa de otros problemas, convirtiéndose así en un círculo vicioso.
El sueño durante el confinamiento como causa de problemas emocionales
No dormir adecuadamente puede provocar a corto plazo multitud de síntomas emocionales, como aumentar nuestro nivel de ansiedad, preocupaciones sobre el sueño, mayor irritabilidad durante el día, cambios constantes de emociones e incluso menos autocontrol. Esto hará que seamos menos capaces de concentrarnos en nuestras tareas diarias, en definitiva, seamos menos productivos y menos capaces de disfrutar del ocio que tengamos.
¿Cómo abordamos estos problemas de sueño?
- Mantener una buena higiene de sueño. Aunque es normal que tengamos estos desórdenes, sobre todo al principio, tenemos que tratar de habituar al cuerpo a esta nueva forma de vida. Mantener rutinas, en la medida de lo posible.
- Tratar de evitar las siestas, o al menos, las siestas largas. Esto hace que nunca rompamos los círculos viciosos de los horarios inadaptados. Para conseguir dormir a una hora, tenemos que estar cansados. No dormir siesta para, por la noche, poder descansar mejor.
- Evitar bebidas que alteran nuestro sistema nervioso, como el té, café o alcohol. Sobre todo, las horas previas a dormir.
- Tratar de hacer ejercicio físico, en la medida de lo posible. Esto hace que nuestro cuerpo gaste energía y favorece el cansancio necesario para dormir. Sin embargo, evita hacer deporte unas horas antes de ir a la cama. En ese caso, nos sentiremos tan activos que no podremos dormir.
- Trata de no cenar demasiado ni cosas calóricas o copiosas, esto permitirá que hagamos la digestión correctamente y durmamos mejor.
- La luz es importante, ya que desprendemos una serie de hormonas y nos activamos o desactivamos fisiológicamente para dormir dependiendo de la luz que haya. Usar pantallas con mucha luz al final del día puede hacer que no permitamos al organismo generar su propio sistema de sueño.
- Tratar de usar la cama sólo para dormir, ya que si usamos el ordenador, trabajamos, tenemos videollamadas, etc. también en la cama, dejaremos de asociarla al descanso.
- Rutinas y hábitos antes de dormir, que haga que el cuerpo se vaya preparando para la hora de dormir, también puede ser interesante para favorecer el sueño durante el confinamiento.
- Recordar que esto es una situación pasajera, y que pronto volveremos a la normalidad. Tener esto presente hace que no se nos haga demasiado largo.
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